20 noviembre 2013



CLUB DE LECTORES.

Comenzamos un nuevo curso nuestra andadura, ya es el tercero. El pasado martes 19 de noviembre nos reunimos para comentar el libro La mano de Fátima de Ildefonso Falcones. Ha sido uno de nuestros libros de este verano. Novela histórica muy interesante, que nos ha permitido conocer mejor la Andalucía de moriscos y cristianos del siglo XVI, centrada principalmente en Las Alpujarras y Córdoba.

El libro propuesto para el próximo debate ha sido La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro.
Economista, escritor, humanista y ante todo persona coherente que defendió sus ideas, luchó y animó a luchar pacíficamente con la esperanza de conseguir un mundo mejor, una sociedad más justa y más humana.

Portada de La sonrisa etrusca


Un viejo campesino calabrés llega a casa de sus hijos en Milán para hacerse una revisión médica. Allí descubre su último amor, una criatura en la que volcar toda su ternura: su nieto, que se llama Bruno, como a él le llamaron sus camaradas partisanos. También allí vive su última pasión: un amor que cubre con su luz los últimos momentos de una vida que, en su acabamiento, puede sentir su propia plenitud.

Una historia universal que en manos de José Luis Sampedro se transforma en un libro inolvidable que ofrece un conocimiento profundo y verdadero del alma humana. 



«Sampedro nos muestra su profundo conocimiento del ser humano, su envidiable inclinación hacia la ternura y la serenidad. Nos devuelve lo que de verdad importa: el amor, la entrega, la pasión y la muerte.»
ÁNGELES CASO, El Mundo.

Nació el 1 de febrero de 1917 en Barcelona. Hijo de un médico militar. Pasó su infancia en Tánger.

En 1935 se trasladó a Santander a la Escuela de Aduanas y allí le sorprendió la Guerra Civil. Es movilizado por el Ejército republicano y después se pasa a las filas franquistas. En 1969-70 se exilió a Gran Bretaña como contestación a las deportaciones de catedráticos de la Universidad de Madrid.

Cursó estudios en la Universidad de Liverpool y fue catedrático de Estructura Económica en la Universidad Complutense de Madrid (1955-1969). Además trabajó como subdirector (1962-1969) y asesor (1979-1981) del Banco Exterior de España siendo senador por designación real (1977-1979). Se ocupa de la política industrial y de la dinámica interna de la economía.

Entre sus obras económicas destacan: Principios prácticos de localización industrial (1957), Realidad económica y análisis estructural (1959), Conciencia del subdesarrollo (1973), Las fuerzas de nuestro tiempo (1967) e Inflación: una versión completa (1976). Su primera novela, La estatua de Adolfo Espejo, la terminó a los 23 años, en 1940 y  se publicó en 1994.

Sus obras literarias más importantes son: Congreso en Estocolmo (1952), El río que nos lleva (1962), El caballo desnudo (1976), Octubre, octubre (1962), La sonrisa etrusca (1985), La vieja sirena (1990) y Real sitio (1993).

En 1984 vuelve a la Dirección general de Aduanas, donde permanece hasta su jubilación.

En 1990 fue admitido como miembro por la Real Academia Española. En abril de 2009 fue investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Sevilla. El 22 de julio de 2010 recibió el XXIV Premio Internacional Menéndez Pelayo por sus "múltiples aportaciones al pensamiento humano". El Consejo de Ministros de 12 de noviembre de 2010 le otorgó la Orden de las Artes y las Letras de España "por su sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo".

Casado con la escritora Olga Lucas Torre de 1944 a 1986, y con Olga Lucas Torre en 2003.

José Luis Sampedro falleció en la madrugada del día 8 de abril de 2013, a los 96 años de edad, en su casa de la calle Cea Bermúdez en Madrid. "Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Se durmió y al cabo de un rato su murió", relató su viuda.




20 enero 2013

NUEVOS LIBROS PARA EL CLUB DE LECTORES.




El pasado jueves 17 de enero estuvimos comentando el libro de Maruja Torres "La vida imaginaria".
Para el próximo encuentro hemos elegido dos libros más cortos en lugar
de uno, para poder ir intercambiándolos: "El lápiz del carpintero" de Manuel Rivas e "Hija de la memoria" de Kim Edwards.
Os esperamos el jueves 21 de febrero a las 6 en la biblioteca del centro.


Cuando todo se derrumba, cuando el mal se erige en sistema
y la crueldad en norma, ¿puede un lápiz salvar el mundo?
En la cárcel de Santiago de Compostela, en el verano de 1936, un pintor dibuja el Pórtico de la Gloria con un lápiz de carpintero. Los rostros de los profetas y de los ancianos de la Orquesta del Apocalipsis son los de sus compañeros republicanos de presidio. Un guardián, su futuro asesino, lo observa fascinado… La historia de ese lápiz, conductor de memorias, portador de almas, continuará hasta nuestros días.
Después de «La lengua de las mariposas», Manuel Rivas retoma el hilo de la tragedia española, la guerra que estremeció al mundo y marcó la historia del siglo xx. Pero El lápiz del carpintero no es una historia más sobre la guerra. Trata de la vida de los hombres y las mujeres en el lado más salvaje de la historia. Trata de la fuerza del amor ocupando el hueco abismal de la desesperanza.
Con el lápiz del carpintero, con las manos de las lavanderas, con el dolor fantasma de los amputados, con la belleza tísica de los enfermos… va tejiéndose la red de la realidad inteligente. Aquí el lenguaje se confunde con el aliento de la vida, con el código morse de las vísceras. Una novela escrita desde hoy y para siempre.

«Manuel Rivas elabora un relato con criaturas subyugantes; episodios de carácter simbólico y alegórico; secundarios memorables; estampas conmovedoras del terror, y teniendo como eje sentimental una bella historia de amor entre Daniel Da Barca y Marisa Mallo…»


 En Lexington, Kentucky, año 1964, acaba de empezar una extraña y repentina tormenta de invierno que ha cubierto todo el paisaje con un manto de nieve.
 El doctor David Henry lleva a su mujer Norah a la consulta para dar a luz. Con la ayuda de su enfermera Caroline, podrá atender el parto de su primer hijo, Paul. Inesperadamente, Norah da a luz también a otra criatura, Phoebe, en quien David reconoce inmediatamente los síntomas del síndrome de Down. En secreto, David entrega a la niña a Caroline junto con una nota indicando el hogar donde quiere que la envíe. Entonces se gira hacia la Norah y le dice: 'La pequeña ha muerto al nacer'.